sábado, 13 de marzo de 2010

HIMNO Y CANCION

La idea de contar con un himno “oficial” para Jalisco fue una propuesta presentada por el diputado Enrique Ibarra, en los inicios de 2004, iniciativa que tomó en cuenta un concurso (“Himno a Jalisco”) realizado en 1981, en el que el escritor Moisés Guerrero y el compositor Felipe Vázquez habían resultado ganadores. Al momento en que Ibarra presentó la propuesta para hacer oficial el himno, en los archivos del Congreso no se contaba con los documentos suficientes para acreditar aquel concurso de 1981, por lo que los triunfadores del mismo -Guerrero y Vázquez-, se presentaron ante las instancias correspondientes y presentaron toda la documentación necesaria que los acreditaba como ganadores de aquel añejo certamen. Entonces se desechó toda intención de convocar a un nuevo concurso, como algunos diputados lo proponían. La propuesta estaba ya completa y la obra literaria-musical lista para ser reconocida por los legisladores.

Con fecha del 8 de diciembre de 2005, el “Dictamen de Ley sobre el Escudo, Bandera e Himno del Estado de Jalisco” fue elaborado y firmado por las comisiones de Puntos constitucionales, de Cultura y de Educación, ciencia y tecnología. El dictamen fue aprobatorio y estaba cerca -a un paso- de cumplir su objetivo: convertirse en Ley.

Durante el año siguiente el dictamen fue discutido por los hombres de leyes que forman Asamblea del Pleno, quienes debieron haber argumentado tanto a favor como en contra, siempre procurando (esperamos que así haya sido) lo mejor y lo que más debe convenir al pueblo de Jalisco. Dos sellos de “Recibido”, de la Dirección de procesos legislativos, cada uno con fecha del 24 de agosto y 23 de diciembre de 2006, están estampados en el dictamen que, más desesperado que tranquilo, estaba por ser aprobado.

Por fin se haría justicia al himno que había permanecido dormido por algunos años, aunque a decir verdad, varias escuelas y otras instituciones entonaron esas coplas en incontables ocasiones. Eventos especiales y hasta homenajes a los creadores de este épico canto han venido reafirmando su presencia y legitimando su sentido como elemento de identificación de los jaliscienses, aunque, debemos decirlo, contra la poca o nula difusión por parte de las autoridades. De hecho, los autores siempre lamentaron que después del concurso fue poca la atención dada al uso del himno de los jaliscienses. Contra ese olvido, las coplas del himno han ocupado espacios solemnes y afanosamente se resisten a desaparecer, a ser olvidados de nuevo.










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